La sociedad patriarcal sigue negando a las mujeres el rol de sujeto económico a pesar de los cambios culturales, tecnológicos, económicos y educativos que hemos conquistado, y es que a pesar de las innovaciones, seguimos siendo la última rueda del coche, ésto debido a que no podemos esperar que una mujer cuya niñez fue un remedo de ama de casa y niñera, a la que le negaron el acceso a educación, que fue “entregada” en matrimonio a los 15 para parir hijos sin tener en cuenta sus elecciones personales y solo considerando la funcionalidad sexual que se atribuye a las mujeres, aspire si quiera a desempeñarse profesionalmente, compita por un puesto de liderazgo o aspire a representarnos en algún gobierno. 

Es justamente a mujeres que viven de acuerdo a esa cadena de eventos a las que la sociedad patriarcal y neoliberal culpa de su propia pobreza, a las que esterilizan a la fuerza, a esas mujeres y a sus hijas se les seguirá negando educación, servicios básicos y lamentablemente reproducirán el círculo de pobreza. Existen otras mujeres que con suerte migran a las ciudades en búsqueda de un futuro mejor, encontrándose con buitres y mercachifles, en un sistema podrido que funciona sosteniéndose sobre sus espaldas, que las esclaviza bajo formas de trabajo mal pago y en general a una demanda que reproduce modelos de explotación tan antiguos como el virreinato.

No es casualidad que abunden los anuncios para subempleos, en los que de forma específica se buscan “señoritas” para trabajar en horarios de 10 a 12 horas diarias, sin descanso para almorzar, con un sueldo mínimo y sin los beneficios laborales de ley, o aquellos puestos para “empleada cama adentro” que pintan de cuerpo entero a nuestra sociedad neoliberal y clasista.

Las mujeres realizamos la mayor parte del trabajo de reproducción, las tareas de cuidado gratuitas, el trabajo doméstico y esto desencadena en una mayor incidencia en la dolencia de padecimientos crónicos, debido al esfuerzo que implica la doble jornada a la que muchas recurrimos como última instancia para sobrevivir en un sistema que exige tanto sacrificio a cambio de salarios cada vez más exiguos. Somos las analfabetas, las subempleadas, las amas de casa excluidas de la participación económica activa, las que no tienen acceso a métodos anticonceptivos, las obligadas a parir a los hijos de nuestros violadores, las no representadas en política, las desposeídas, las mutiladas por el Estado, luchando por una autonomía esquiva, sin la cual la libertad y lucha ante la injusticia es una utopía.

Tenemos esas y muchas más razones para detenernos, soltar las herramientas y los teclados y ver al mundo entrar en caos. Iremos a la huelga feminista porque sin nuestra fuerza de trabajo, sin las tareas reproductivas gratuitas que permiten el funcionamiento de un sistema que nos excluye y nos niega la igualdad que merecemos y por la que luchamos, la sociedad no podrá sostenerse a sí misma. Este 8 de marzo nos sumamos a la huelga feminista como el primer paso a conquistar el futuro de igualdad con el que soñamos. #HuelgaDeMujeres #FlorGuerrera #SoyAukasisa

Texto original de Kem Kemper para Soy Aukasisa