En estas fiestas...
Hagamos una realidad paralela
¿Qué pasaría si las mujeres hacemos huelga de cuidados en estas fiestas?
Si no compramos ni un solo regalo a las grandes tiendas, si sólo nos dedicamos a visitar a nuestras amigas, a nuestras madres, a nuestras abuelas, a nuestras vecinas ¿Qué pasaría si en estas fiestas nos dedicamos a pasar tiempo con otras mujeres? ¿Se imaginan lo que sucedería si solamente compramos durante fiestas a productoras mujeres autónomas que lideren pequeñas empresas autosustentables?
Qué pasaría si vamos a las librerías a hacernos de autoras, si vamos a las discotiendas a adquirir música de cantautoras, si nos vestimos con el arte de indumentaristas mujeres que reivindiquen la belleza natural sobre las tendencias actuales.
¿Qué pasaría? Desaparecer la fuerza de trabajo femenina que sustenta no sólo la mitad de la economía mundial, sino también la totalidad de la energía que sustenta los hogares del mundo, sería un golpe terrible a los cimientos del sistema tal y como lo conocemos. Pienso en una huelga desde las cocinas en esta época del año y se me eriza la piel, porque tenemos que ser sinceras, si detenemos la maquinaria femenina organizadora de eventos familiares ¿cómo celebraríamos las fiestas de fin de año?
¿Se imaginan prescindir de la receta navideña de la abuela que deja el pavito jugoso para la cena de nochebuena? ¿Se imaginan a los hombres yendo a comprar ingredientes, preparando y organizando la cena, envolviendo regalos, vistiendo a los niños, decorando la casa, llamando a todos los familiares, ocupándose de los invitados, arreglando el arbolito, armando el nacimiento y etcétera etcétera mientras nosotras las mujeres estamos reunidas hablando entre nosotras con una copita de champagne en la mano?
¿Por qué la imagen de mujeres disfrutando de las fiestas mientras los hombres organizan todo sería una imagen utópica? ¿Qué tan inútiles son los hombres que no pueden encargarse de esas actividades? Y no digan que es culpa de las mujeres que crían en la inutilidad a los pobres hombres desamparados, porque no es así, en todo caso es el sistema el que nos ha adjudicado labores de acuerdo a nuestro sexo, y eso es lo injusto.
Podremos hablar de una sociedad de iguales cuando las actividades de cuidados no recaigan en las mujeres, podremos hablar de unas felices fiestas cuando las estructuras del sistema cambien, y los lineamientos de poder dejen de ser verticales para dar lugar a una economía feminista horizontal y libre que beneficie a todas las mujeres sin distinción.
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