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Ilustración Gustav Klimt

Carta a mi hija

Publicado: 2017-12-18

Te miro jugando, eligiendo lo que más te gusta: dibujar, armar castillos con bloques, o ser una astronauta. Amo tu libertad. 

Mientras te miro crecer, pienso que en algún momento entenderás que tu cuerpo puede gestar, y ya que recuerdo muy bien todo lo que sabía del tema en mi adolescencia, me gustaría hacer hincapié sobre algunas cuestiones acerca de la maternidad, que están edulcoraradas y envueltas en misticismo.

Querida hija, si consideras en algún momento de tu vida ser madre, quisiera que sepas que es un proceso irreversible, es decir, que lo serás toda tu vida, y aunque puedas descansar de tus labores de atención, tu mente nunca podrá hacerlo.

La gestación es un proceso biológico natural, que puede llegar a ser insoportable o pasar inadvertido. Vas a escuchar que es un milagro ser madre, que es lo mejor que te puede pasar en la vida y que es lo único a lo que puede aspirar una mujer, pero nadie te va a decir que puedes tener hasta riesgo de muerte en caso de desarrollar hipertensión, diabetes gestacional, la temida preeclamsia y muchas otras complicaciones posibles.

Espero que cuando llegue el momento, no tengas que pasar por la violencia obstétrica, de la cual somos víctimas ahora, espero que la sociedad no te exija el papel de ser madre abnegada y que puedas elegir libremente la familia que formarás. Nunca dejes de hacer lo que disfrutas, nunca dejes de ser quien eres, no permitas que te digan que la maternidad es igual a sacrificio y fatiga extrema. Espero que la feminización de la pobreza no sea parte de la problemática de tu época, sino, que sea un ejemplo de lo que no se debe repetir históricamente. Espero que en ese momento no tengas que luchar con las imposiciones de la sociedad en la que vivas, porque ser madre es algo hermoso, pero no es ni nuestro destino ineludible como mujeres, ni mucho menos la única función para las que “estamos hechas”.

La población del mundo no es tu responsabilidad, tampoco la maternidad es una función biológica que te defina a ti ni a ninguna mujer.

Haré todo lo posible para inculcarte que defiendas tu libertad, que defiendas tu cuerpo como tuyo, que respetes tus decisiones sobre él como tuyas, que respetes tu vida, así como tus opiniones sobre los procesos que te atañen a ti y a tus hermanas.

Y que la felicidad, el éxito, lo trascendente o como se le quiera llamar al indicador de que “todo está bien en tu vida” no lo determinan otros.

Texto original de Kem Kemper


Escrito por

Kem Kemper

Devoradora de libros y de diferentes formas de arte, Feminista declarada hace poco, pero rebelde con causa y justa razón desde siempre.


Publicado en

soyaukasisa

Comunidad feminista.