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Había una vez ‘Caballeros’ y ‘machistas’

Publicado: 2017-11-28

El machismo sugiere la supremacía del hombre sobre la mujer como idea principal. Esta idea puede manifestarse aunque el sujeto se cierre completamente a la acusación de comportarse como el ser y razón principal de la podredumbre social. 

Una de las causas de la misoginia, el abuso y las formas más brutales de violencia, es la idea de la inferioridad de las mujeres frente a los hombres, idea en la cual hemos sido adoctrinadxs como sociedad. Sumamos a eso la educación en base al género binario, jerárquico y obsoleto que perpetúa estereotipos dañinos que colocan a los hombres como clase en una jerarquía superior a las mujeres y los dota de innumerables privilegios.

Está ese machismo construido sobre ciertas normas sociales que en ciertos estratos se le llama caballerosidad, es un machismo fino y educado basado en la erudición y la manutención en el tiempo de las tradiciones de antaño.

El caballero abre la puerta a la dama, clasifica a las mujeres en la “serias” y las no tanto, las que “sirven” para un hogar y las que no. Este caballero estará en contra de la violencia física aunque pueda llegar a ella asfixiado y provocado por la “maldita mujer” que dejó de ser una dama y se convirtió en el temor de todos los caballeros, una mujer independiente y es que si hay algo en común entre estos y los machistas comunes sin reglas sociales es que la dependencia económica es una de las razones por las que se sienten tan superiores y no hay nada más gratificante y engrandecedor de su ego que haya una mujer atendiendo y cubriendo sus necesidades domésticas y afectivas, llámese a la acción de eyacular dentro de ellas.

En el estrato social del medio al alto el caballero será un incansable defensor de las causas sociales más conmovedoras o que estén de moda, veganismo, niños abandonados… o Feminismo. En la calle y en sociedad serán los abanderados ejemplares hasta que una denuncia formal o en redes sociales destape su venilla violenta y misógina, posteriormente se deshará en disculpas, excusas y el a veces muy disimulado responsabilizar a sus víctimas por la “sacada de contexto”. Para un caballero no tan feministo la mujer de su casa (bendita sea) podrá realizar actividades fuera de sus labores domésticas o de “administración del hogar”, pero serán hobbies o aficiones que descalificará como “cosas de señoras” en las que intervendrá solo para minimizarlas o jactarse de su sabio entendimiento sobre la puerilidad femenina. Tendrá una señora, pero de cuando en cuando como cualquier hombre se tirará una canita al aire, se irá de putas o será infiel con la secretaria de la compañía en la que trabaja, a la que le aplaza el divorcio indefinidamente y así por los siglos de los siglos amén, si es que no es lo previsiblemente despreciable para coaccionar a las empleadas a cambio de sexo. Incentivará en sus hijos las mismas tradiciones y ejecuciones misóginas como inaugurarse en un prostíbulo, pero con una blanquita para que no se vaya a traumatizar el chiquillo. Tendrán empleadas del hogar que en muchos casos “servirán” para esos propósitos también. La violencia que ejerce el caballero puede llegar a ser exacerbada, valiéndose siempre de su poder económico y moral que le da la sociedad por sobre cualquier mujer, no hay combinación más peligrosa que un hombre heterosexual, blanco, con dinero y buen empleo.

El machista común, el peruano promedio no es menos peligroso. Sus ínfulas están asentadas en las mismas creencias, pero este afianza su supuesta superioridad con la “pendejada”, la posesión absoluta de otra persona, de una persona con vagina porque ellas tienen esas cualidades pues, las de cuidar, atender y además tener reductos en el cuerpo que pueden ser “usados” para satisfacciones egoístas. También clasifica a las mujeres, nunca considerará hacer madre de sus hijos a la mujer con la que estuvo solo para divertirse.

Si la madre de sus hijos osa comportarse como una mujer libre, entonces se produce la violencia, es decir cuando la mujer demuestra que es un ser humano le cae golpe, descalificativos, gritos, y violaciones sexuales. El dominio económico por lo general es una de las herramientas que le sirven para imponerse en el hogar, no considera el trabajo doméstico como digno de reconocimiento, para estos machistas las habilidades de hacerse cargo de la mierda de los demás viene instaurada en la vagina, es típico que piense que una mujer que no sabe tener la casa impecable, cocinar como Acurio y follar como Mia Khalifa no vale la pena.

Es que son muy exigentes, y si la mujer insatisfecha se va es una tal por cual, mala madre, maltratadora psicológica y falsa denunciadora. Al final acaban en lo mismo el caballero y el machista, el primero tomando su trago en un vaso fino, pero bien pudiéndose encompadrar en una cantina modesta donde el machista se mete sus chelas, para hablar del sus “pendejadas” de como uno se metió en el cuarto de su empleada la “serrana buenota”, y el otro en el cuarto de su prima, la que pedía a gritos, o de la vecina, o de su mujer inconsciente. Y sus esposas o ex mujeres pueden coincidir en cambio en una comisaria medio muertas y violadas, denunciando la una al caballero y la otra al machista común y silvestre de nuestro país.

Texto original de Kem Kemper


Escrito por

Kem Kemper

Devoradora de libros y de diferentes formas de arte, Feminista declarada hace poco, pero rebelde con causa y justa razón desde siempre.


Publicado en

soyaukasisa

Comunidad feminista.